El casanova by T L Swan

El casanova by T L Swan

autor:T L Swan [Swan, T L]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-08-26T00:00:00+00:00


* * *

¡Piii, piii!

Alguien toca la bocina en la calle. Me asomo a la ventana de mi habitación y sonrío y saludo con la mano al ver el camioncito.

Estoy entusiasmada: voy a tener a mi hermano para mí solita las próximas veinticuatro horas. Me he cogido el día libre. Vamos a ir a casa de mamá y papá a recoger nuestras cosas (Elanor las ha guardado en cajas de plástico). Brad ha contratado un camión de mudanzas y yo nos he reservado un hotel para esta noche.

Saldremos a cenar, nos relajaremos y pasaremos un rato juntos. Me vendrá de maravilla pasar tiempo en familia.

Después de la semana de mierda que he tenido, este finde me vendrá de perlas para distraerme. Elliot Miles es el colmo de la frialdad. No ha posado la vista en mí desde el día que se plantó en mi despacho, ya no digamos mirarme a los ojos. Eso menos.

Y no será porque no haya tenido ocasiones. Nos hemos cruzado en el pasillo (sin que mostrara señales de reconocerme) y hemos cogido el mismo ascensor esta mañana. Y, aun así, nada, ni una palabra.

Es como si me lo hubiera imaginado todo. Tal vez sea así.

No sé, pero estoy hasta la coronilla de darle vueltas a todo. Si ha podido pasar página tan rápido, he hecho la mar de bien.

Aunque eso no quita que haya herido mis sentimientos y mi orgullo.

Recojo mis cosas y bajo las escaleras.

—¡Me voy, adiós! —anuncio.

Daniel sale de su cuarto y dice:

—Pásatelo bien, guapísima. —⁠Me da un beso en la mejilla⁠—. Y olvida al idiota de Miles.

Le sonrío y le aparto el pelo de los ojos.

—¿Y ese quién es?

Me da un golpecito en la nariz y dice:

—Esa es la actitud.

—¿Y Beck? —pregunto.

—Duchándose.

—Vale. —Me dirijo a la puerta—. Dile que me he ido.

—Descuida. Ah, estaré aquí mañana, por si quieres que te ayude a descargar.

—No te preocupes, ya me ayudará Brad. Feliz finde —⁠digo mientras salgo por la puerta. De pronto, me doy cuenta de que hace un frío que pela y me ciño más la chaqueta⁠—. ¡Nieve de mierda! —⁠mascullo en voz baja.

Cruzo la carretera corriendo y me subo al camión. Brad, con su gorra de camionero, saca bíceps y dice:

—No me digas tú que no parezco un puto mafioso con el camión.

Me echo a reír mientras me pongo el cinturón.

—Qué tonto eres.

Brad se ríe entre dientes y se incorpora al tráfico.

—Vamos a por nuestras cosas.



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